martes, 23 de abril de 2019

El sistema lagunar de Bacalar está herido de muerte por culpa de políticos

Raymundo Martín Gómez
Herida de muerte está la laguna de Bacalar y todo el maravilloso ecosistema que la compone por carecer de protección ambiental y la excesiva explotación turística a que está sometida durante los últimos años, más esta temporada de vacaciones en que la abarrotan hasta 30 mil visitantes, ante la incompetencia de los funcionarios municipales, estatales y federales.
Desde hace 15 años la contaminación era evidente en la franja costera al grado de que chetumaleñas reportaban que sus niñas de ocho o nueve años salían con enfermedades de los genitales luego de bañarse en el llamado Balneario Ejidal, ubicado a un costado del Fuerte o museo.
Desde que hace más de 10 años se convirtió en municipio libre de Othón P. Blanco, Bacalar ha tenido mafiosos alcaldes que en lugar de buscar preservar esa laguna, una belleza singular, única de todo México, siga conservando sus siete colores y más que nada cumpla su función como parte de los ecosistemas valiosos con que cuenta Quintana Roo.
Si antes cuando dependía de la ciudad capital, Chetumal, de Othón P. Blanco, Bacalar era relegada y en ocasiones saqueada por corruptos políticos, la situación sólo cambió de personas y de nombres porque ninguno de los alcaldes que han desfilado hasta ahora, incluso Alexander Zetina Aguiluz quien repite en el cargo pasan la prueba de la honestidad o de hacer algo positivo por la laguna.
Es grave lo que le sucede a Bacalar incluyendo las corruptelas que en su momento cometió la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado a cargo entonces de Pedro Flota Alcocer al instalar una corta red de drenaje sanitario de apenas dos pulgadas, lo cual ahora genera más problemas que soluciones, sin que tampoco los alcaldes o gobernadores en turno muestren gran preocupación al respecto.
Algunas personas amantes, agradecidos de Natura, teníamos la sana costumbre de ir a limpiar la laguna en algunos tramos o lugares por ejemplo en el balneario Cocalitos, ubicado para decirlo más fácil a un costado de la carretera costera pero detrás del Cenote Azul. Sacábamos botellas, latas, pantaletas, truzas, tampones, etc., todos ya cubiertos de lodo que se forma porque la laguna no tiene corriente, es decir el agua casi no fluye, y el sedimento es un serio problema.
Hemos detectado en los últimos meses cómo van desapareciendo la flora y escasa fauna, lo cual a corto, mediano y largo plazo generará más problemas no sólo a Bacalar sino a todo el conjunto lagunar empezando desde Xul-Há hasta más más allá de Buenavista.
Pero esto no parece importarle gran cosa a los alcaldes, a los funcionarios municipales, estatales o federales que más bien buscan todavía su llamado moche con los propietarios de casas convertidas en hostales u otros negocios junto al conjunto lagunar. En pocas palabras, la laguna de Bacalar está herida de muerte ante la ineptitud y voracidad de los políticos que no generan conciencia entre la gente para que conserve este valioso ecosistema.- Raymundo Martín Gómez, Chetumal, Q. Roo

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